Madrid es difícil de describir porque es, en todos los aspectos, muy grande. Yo siempre he dicho que no podría vivir en sus entrañas, en sus metros, en sus horas y horas para llegar a todos y a ningún lado, en su ritmo frenético, sus ruidos, sus humos, en sus sospechas y sus desconfianzas...
Pero, por otra parte, siempre me ha provocado una gran atracción su enorme lado seductor de mujer fatal. Será por eso que cuando la disfruto es siempre en píldoras pequeñas de fines de semana. Nuestra relación se ve que sólo está hecha para el placer. Y es que esta ciudad, a pesar de todo lo descrito anteriormente, que hace imposible nuestro amor, me enamora. Lo hace con sus parques, su cultura, su Malasaña, su Chueca, sus Austrias, sus terrazas... Y siempre me sorprende con algo nuevo, que hace que nunca caigamos en la rutina. Es imposible la rutina en una relación de amor-odio como es imposible, que tras esa píldora de placer no acabe preguntándome siempre al final, ¿qué hace un chico como yo en un sitio como este?
SaluZ, besos y abraZos.
SaluZ, besos y abraZos.